lunes, 8 de junio de 2009

Los increibles chicos simples

Positivismo, positivismo… esa realidad que creó Compte en la que la humanidad era objeto de culto, nos había llevado al fin de la existencia como la conocemos hasta ahora.
Solo disponía de doce horas para terminar con esta pesadilla que se gestó en un laboratorio cuando lograron encontrar toda la información contenida en el genoma humano.
Pero ahora nada de esto tenía importancia, porque esa cautivadora mirada azul celeste le daba la fuerza para entrar al más inescrutable lugar bajo la tierra.
Estuvieron pensando una estrategia para acceder al laboratorio principal. Mike llevaba los planos que en su momento logró robar a su teniente, cuando al principio “Hijos del Mañana” era una utopía para las terapias gènicas de las enfermedades.
-Sòlo disponemos de una oportunidad, Carmela.
-Cuando quieras pasamos a la acción.
La única forma de entrar sin pasar los duros controles de biométrica era provocar un incendio en el preciso momento en el que los turnos de seguridad cambian. Un lapso de tiempo de tres minutos, es suficiente para ir al sistema de ventilación y con una simple cerilla ya está, debido a que el sistema de ventilación del laboratorio es de corriente en espiral, y éste hace que el fuego se propague a una velocidad de vértigo, tan rápido que en el desbarajuste del momento, se cuelen por la única trampilla que Mike conocía perfectamente.
Así lo hicieron, casi sin darse cuenta estaban escondidos detrás de la trampilla, mientras que el laboratorio era un ir y venir de sirenas, bomberos y humo… mucho humo.
Estuvieron en un tenso silencio durante más de cinco horas esperando a que todo volviera a la calma. Este tiempo les vino bien para estudiarse los planos de acceso al laboratorio.
-¿Y el riesgo biológico…? Pensaba Carmela.
Es la única duda que le provocaba ansiedad.

Guillermo Lafita.
1º de Comunicación Audiovisual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario